En México, por ejemplo, la Beneficencia Pública tiene antecedentes en el periodo de la Reforma liberal, cuando a consecuencia de la Leyes de Reforma, específicamente con la Ley de Desamortización de los Bienes Eclesiásticos de 1856 y el Decreto de Secularización de Hospitales y Establecimientos de la Beneficencia Pública en 1861, el gobierno asumió la responsabilidad y competencias que históricamente habían estado en manos de la Iglesia.