PROTEGER NUESTRO PLANETA, UNA TAREA COLECTIVA.

Entre el 5 y el 16 de junio de 1972 se llevó a cabo la Cumbre de la Tierra de Estocolmo o Conferencia de Estocolmo, la primera en su tipo para poner en el centro de la discusión internacional la agenda ambiental, a partir de la cual se definieron 26 principios donde destaca el compromiso en la preservación de los recursos naturales, su restauración continua, la protección de los mares así como la inversión en educación y concientización del cuidado del medio ambiente, entre otros, pero a hoy a casi 50 años de aquella mítica cumbre, el cuidado del medio ambiente sigue siendo una agenda pendiente para países como el nuestro.

Solo en México se producen 53.1 millones de toneladas de basura al año, es decir que cada habitante produce un promedio de 1.2 kg de basura al día, mucha de la cual termina directamente en nuestras calles o en todo caso, no es separada de manera correcta en los hogares complicando un poco más los procesos de reciclaje.

La falta de compromiso cívico con el manejo de nuestra basura no solo afea nuestras ciudades, en realidad la importancia radica en la cadena de consecuencias que ocurren a partir del momento en que alguien decide tirar su basura a las calles, por ejemplo promoviendo la transmisión de enfermedades por la acumulación de basura con residuos orgánicos que inician sus procesos de descomposición al aire libre liberando partículas que pueden ser ingeridas y provocar problemas gastrointestinales (muy comunes en las grandes urbes como la Ciudad de México) o bien, contribuyendo a tapar las cañerías y sistemas de drenaje que en épocas de lluvia pueden ocasionar accidentes y pérdidas materiales, estos son solo algunos ejemplos que podemos observar y experimentar al vivir en una ciudad, pero hay otras consecuencias quizás más graves que son difíciles de ver, como la contaminación de los mares.

Desde el 2008 el mundo celebra y defiende los mares cada 8 de junio por el acuerdo 63/111 de la Asamblea General de la ONU, un día para reflexionar sobre el estado actual de lo que representa el 70% de la superficie de nuestro planeta y que contiene entre el 50% a 80% de las formas de vida en sus adentros.

¿Pero cómo llega la basura a nuestros mares? Es triste pensar que incluso cuando hemos desechado correctamente nuestra basura, el viento, las lluvias y las tormentas son un factor difícil de controlar que suele arrastrar consigo toneladas de desechos al sistema de drenajes o bien, a nuestros ríos y mares de donde actualmente existen formaciones semejantes a islas conocidas como “sopas de plástico”.

Activistas por el medio ambiente de todo el mundo trabajan continuamente por limpiar los mares, pues a pesar de los tratados internacionales, muchos gobiernos se niegan a atender los problemas de las sopas de plástico, dejando a su suerte a millones de animales marinos que día a día caen víctimas de las acumulaciones de basura, quedando atrapados entre los desechos o muriendo de hambre tras consumir plásticos y micropartículas.

Según un estudio de GreenPeace, de la totalidad del plástico que los seres humanos hemos producido sólo el 9% ha sido reciclado a nivel mundial, el 12% ha sido incinerado pero el 79% ha terminado en el medio ambiente, contaminado todos los rincones del mundo incluyendo la antártica e incluso se ha rescatado plástico a una profundidad de 10,000 kilómetros.

Por todo lo anterior, resulta urgente que las generaciones del presente tomen consciencia y sobre todo, tomen medidas desde la cotidianidad en pro del medio ambiente reduciendo la producción de basura, evitando el consumo de productos con micropartículas de plástico, eligiendo formas sustentables de transporte urbano como la bicicleta y exigiendo el mismo compromiso a las grandes industrias del mundo que en muchas ocasiones, son las primeras en contaminar nuestro planeta.

 


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