GREMIOS CULTURALES EN EL COVID (2/2)

Para el panorama editorial mexicano la situación dejó de ser favorable, los almacenes y los servicios de logística han sido diseñados para la distribución de centenares de libros y no como ahora parece inclinarse el mercado, a la distribución de un puñado de libros directo a las puertas del consumidor. Más complicado aún cuando los mismos choferes y vendedores se encuentran en aislamiento y los únicos disponibles para los envíos son las empresas de paquetería.

 

“se vuelve un asunto de cómo mover objetos cuando nadie puede moverse.”

Jan de la Rosa, editora

Para la editorial en la que ella trabaja, la pandemia ha significado cambios drásticos para los planes editoriales de todo el año, empezando por la cancelación de la publicación de por lo menos 10 a 12 libros que ya se tenían previstos y en los cuales ya se había invertido una gran cantidad de trabajo para su producción. La reducción de las novedades editoriales representan un gran golpe aunado a la imposibilidad de vender con normalidad.

La industria editorial mexicana todavía no salta a los eBook (libros digitales) por lo que ahora, en medio de un panorama donde las librerías ni siquiera han sido mencionadas en los planes de reapertura y “nueva normalidad”, muchas de ellas se han visto forzadas a trabajar a marcha forzada para conseguir los derechos electrónicos de distribución de las ediciones en digital.

Para las editoriales seguir funcionando sin las librerías, las ferias de libro y las presentaciones editoriales se ha convertido en una odisea que implica acelerar colaboraciones en una lucha por reinventarse al mismo tiempo tratar de sobrevivir económicamente.

"Es complejo contagiar el amor por un título a través de Twitter pero lo intento igual."

Para Jan, en medio de este contexto de aislamiento social las alianzas se han convertido en algo vital, algo así como una una necesidad real por tejer lazos más allá de la conveniencia y factibilidad, a veces quizás, solamente para no sentirnos tan solxs.