CORONAVIRUS, OTRA FRONTERA PARA LOS MIGRANTES

Durante el mes de abril y en medio de la crisis ocasionada por la propagación del Coronavirus COVID-19, la Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas​ para Europa comunicó que ha sido el mes con el menor número de ingreso de personas migrantes. Claramente, el panorama que enfrentamos en todo el mundo contra un “enemigo invisible” afecta a todos los sectores sociales, pero particularmente a los grupos más vulnerables como es el caso de las personas migrantes quienes se han visto forzados a reconsiderar cruzar fronteras aún cuando se trate de huir de países devastados por la violencia, puesto que el mismo movimiento de traslado implica ya otro riesgo considerable de contraer la infección y quedar doblemente desamparado en un territorio ajeno sin servicios médicos y de cuidado.

La disminución más significativa con hasta 85% de disminución en comparación con las cifras del año anterior se reporta en la frontera de Grecia y Turquía, una zona desbordada hace mucho por el número de solicitantes de refugio quienes carecen de condiciones óptimas en las islas destinadas a los solicitantes de asilo y que a la vista muchos defensores de derechos humanos, deberían ser distribuidos a lo largo de los centros migratorios de todos los países de la Unión Europea para dejar respirar las labores humanitarias de Grecia.

 

El panorama mundial que vivimos por el COVID-19 tiene el potencial de hacernos reflexionar en profundidad y cuestionarnos si el mundo como lo hemos conocido hasta ahora es el mismo que queremos seguir construyendo cuando la pandemia haya pasado. La situación tan clara de desventaja e indefensión que sufren los migrantes de todo el mundo debería servirnos para reconocernos en esa vulnerabilidad, repensando muchos de nuestros actos cotidianos, y en el mejor de los casos, apostando y aportando por una sociedad que no discrimine a ningún ser humano por su raza, su ciudadanía o su condición económica, pues al final del día, todas y todos somos migrantes en este territorio sin fronteras llamado vida.