“PROTOCOLO DE ESTAMBUL”, HERRAMIENTA CONTRA LA TORTURA

A pesar de que el derecho a no ser sometido a tortura se encuentra plasmado tanto en instrumentos internacionales (Declaraciones, Pactos y Convenciones) como en el marco normativo de diversos países, entre ellos México, la realidad indica que este deleznable flagelo se sigue practicando y las víctimas continúan enfrentando serias dificultades para acceder a la justicia y lograr que los responsables sean castigados.

Pero, ¿cómo se puede detectar y atender un caso de presunta tortura o tratos crueles?, ¿por dónde empezar?, ¿quiénes lo deben hacer?, ¿bajó qué criterios?, ¿con qué herramientas?, ¿con cuál metodología?

Pues bien, desde 1999 la Organización de las Naciones Unidas cuenta con una herramienta práctica para analizar casos de tortura. Se trata del Manual para la investigación y documentación eficaces de la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes, mejor conocido como “Protocolo de Estambul”, que contiene los  estándares mínimos que deben ser aplicados para el estudio médico y psicológico de una persona que presuntamente haya sido sometida a tortura o malos tratos.

Concebido como un instrumento de documentación de casos de tortura, el llamado “Protocolo de Estambul” también es un medio eficaz para que, como se dice coloquialmente, ´con las pruebas en la mano´, se pueda llamar a cuentas quienes la practican y permite a las víctimas acceder a la justicia y la reparación del daño, contribuyendo así a evitar que esta conducta se repita.

La redacción del Manual es producto del trabajo que durante tres años llevaron a cabo más de 75 médicos, forenses, psicólogos, abogados y defensores de derechos humanos de países como Alemania, Chile, Costa Rica, Dinamarca, Estados Unidos de América, Francia, India, Israel, Países Bajos, Reino Unido, Sri Lanka, Sudáfrica, Suiza, Turquía y de profesionales provenientes de los Territorios Palestinos Ocupados.

Su utilidad va más allá de la documentación de casos de tortura, puesto que también se emplea para investigar violaciones a derechos humanos, hacer evaluaciones para conceder asilo político, en la defensa de personas que “han confesado” delitos durante la tortura y para analizar las necesidades de las víctimas.

En México, el “Protocolo de Estambul” es un aliado fundamental en el trabajo de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) para confirmar y, en su caso, descartar casos de tortura o tratos crueles. Su aplicación, por parte de un grupo de profesionales de diversas disciplinas, quienes están en constante capacitación y actualización, ha contribuido a que muchas personas que se han acercado a este Organismo Nacional puedan tener acceso a la justicia y a la reparación de los daños causados.

No obstante que se han registrado avances en la erradicación de la tortura y los tratos o penas crueles, inhumanos y degradantes, este 26 de junio, que se conmemora el Día Internacional en Apoyo de las Víctimas de la Tortura, el Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Antonio Guterres, ha señalado que “bajo ninguna circunstancia se debe permitir que los crímenes de los torturadores queden impunes y se deben desmantelar y transformar los sistemas que permiten la tortura”.

Para que nuestro país pueda lograr dicho objetivo, es necesario avanzar en la prevención de este ilícito y ofrecer atención integral a las personas que hayan sufrido tortura o malos tratos.

 

Para saber más: