65 ANIVERSARIO DEL VOTO FEMENINO EN MÉXICO

Durante mucho tiempo, la participación de las mujeres en algo tan común, pero a la vez tan importante, como la elección de sus representantes populares era un asunto “reservado” únicamente a los hombres. El siglo pasado atestiguó la lucha que emprendieron miles de mujeres en todo el mundo y, particularmente en México, para lograr que se reconociera su derecho a intervenir en las decisiones que se tomaban en sus comunidades y países.

En el caso mexicano, la historia de las mujeres y su derecho a sufragar se inició en febrero de 1947 cuando se publicó en el Diario Oficial de la Federación una reforma al artículo 115  para permitirles votar  “solo” en elecciones municipales y, de acuerdo a la Universidad Nacional Autónoma de México, seis años más tarde, el 17 de octubre de 1953, se emitió  un decreto que estipulaba el derecho de las mujeres a votar y ser votadas para puestos de elección popular.

Finalmente, el 3 de julio de 1955, hace 65 años, las mexicanas pudieron acudir a las urnas para elegir a los diputados que integrarían la entonces XLIII Legislatura y de esta manera se comenzó a escribir la historia de participación política de las mujeres y sus importantes contribuciones al mejoramiento social y económico del país.  

El momento cumbre de dicha participación política tuvo lugar en 1979, cuando los colimenses eligieron como gobernadora a doña Griselda Álvarez Ponce de León, constituyéndose en la primera mujer en alcanzar dicho cargo y quien, dicho sea de paso, posteriormente también fue integrante del Consejo Consultivo de la CNDH.

Y para tener una idea de la importancia que actualmente tiene la participación de las mujeres en la actividad electoral de nuestro país, cabe señalar que de acuerdo al “Estudio muestral sobre la participación ciudadana en las elecciones federales de 2018”, realizado por la Comisión de Organización Electoral del Instituto Nacional Electoral (INE), del total de personas que acudieron a emitir su voto en esos comicios, la participación de las mujeres fue mayor a la de los hombres, 66.2 por ciento contra 58.1 por ciento, es decir una diferencia de ocho puntos porcentuales.

Aun cuando las mujeres tienen asegurada su participación como votantes en elecciones locales y federales, todavía falta mucho camino por recorrer para que puedan acceder a cargos directivos, tanto en el sector público como en el privado, pues persisten actitudes machistas y discriminatorias que les impiden ejercer sus derechos a plenitud, no obstante que su capacidad para conducir los destinos de una comunidad, un estado, una empresa trasnacional o un país está más que demostrada, como lo evidenció el buen manejo de la pandemia del COVID-19 en naciones como Nueva Zelanda y Alemania, cuyos gobiernos son encabezados por una mujer.