Resulta indignante que a estas alturas las personas homosexuales deban esconder su orientación sexual o avergonzarse de ella para evitar actos discriminatorios en la vía pública, centros comerciales, restaurantes, transporte público, instituciones de salud y laborales, llegando al absurdo de aceptar la “heteronormatividad”, entendida como un sesgo cultural a favor de las relaciones heterosexuales, consideradas “normales, naturales e ideales” en detrimento de las relaciones del mismo sexo o del mismo género.